Es frecuente encontrar rellenos antrópicos en las parcelas en las que se realiza el estudio geotécnico. La expansión de las zonas urbanas hace que estadísticamente sea más frecuente dar con zonas donde se han realizado vertidos, controlados o incontrolados. El Código Técnico de la Edificación califica los terrenos con más de tres metros de relleno como tipo T3 (desfavorables) sin especificar las labores a realizar para la ejecución del estudio.
Para los profesionales que a diario estamos lidiando con este problema no es sorprendente, de hecho, solemos preveer algún metro mas de sondeo para compensar esos metros de relleno inesperado. Pero para el promotor/constructor/arquitecto que le toca la china es siempre un problema por lo que en numerosas ocasiones quieren asegurarse de que realmente existen esos rellenos. Los verdaderamente problemáticos son los rellenos antrópicos procedentes de desmontes o excavaciones cercanas, ya que el terreno natural y dichos rellenos son muy similares y solo son detectables por su menor compacidad.
Para detectarlos el geólogo encargado de la realización del estudio geotécnico debe estar atento a diversas señales como son los ensayos de campo, el historial de la zona, foto aérea, topográficos antiguos y a veces incluso podemos detectar los rellenos por el olor al describir los sondeos.
La solución final para construir sobre este tipo de materiales pasa por desplantar la cimentación por debajo de ellos, bien eliminándolos, bien transmitiendo las cargas por debajo de ellos mediante cimentaciones profundas o semiprofundas. Esto es asumible mientras la entidad de la edificación lo justifique.
Es importante que el geólogo redactor del estudio geotécnico acuda a la apertura de las cimentaciones para verificar la existencia de los rellenos y que las cotas de cimentación son adecuadas.
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Para los profesionales que a diario estamos lidiando con este problema no es sorprendente, de hecho, solemos preveer algún metro mas de sondeo para compensar esos metros de relleno inesperado. Pero para el promotor/constructor/arquitecto que le toca la china es siempre un problema por lo que en numerosas ocasiones quieren asegurarse de que realmente existen esos rellenos. Los verdaderamente problemáticos son los rellenos antrópicos procedentes de desmontes o excavaciones cercanas, ya que el terreno natural y dichos rellenos son muy similares y solo son detectables por su menor compacidad.
Para detectarlos el geólogo encargado de la realización del estudio geotécnico debe estar atento a diversas señales como son los ensayos de campo, el historial de la zona, foto aérea, topográficos antiguos y a veces incluso podemos detectar los rellenos por el olor al describir los sondeos.
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Es importante que el geólogo redactor del estudio geotécnico acuda a la apertura de las cimentaciones para verificar la existencia de los rellenos y que las cotas de cimentación son adecuadas.
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Para detectarlos el geólogo encargado de la realización del estudio geotécnico debe estar atento a diversas señales como son los ensayos de campo, el historial de la zona, foto aérea, topográficos antiguos y a veces incluso podemos detectar los rellenos por el olor al describir los sondeos.
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Es importante que el geólogo redactor del estudio geotécnico acuda a la apertura de las cimentaciones para verificar la existencia de los rellenos y que las cotas de cimentación son adecuadas.
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Para los profesionales que a diario estamos lidiando con este problema no es sorprendente, de hecho, solemos preveer algún metro mas de sondeo para compensar esos metros de relleno inesperado. Pero para el promotor/constructor/arquitecto que le toca la china es siempre un problema por lo que en numerosas ocasiones quieren asegurarse de que realmente existen esos rellenos. Los verdaderamente problemáticos son los rellenos antrópicos procedentes de desmontes o excavaciones cercanas, ya que el terreno natural y dichos rellenos son muy similares y solo son detectables por su menor compacidad.
Para detectarlos el geólogo encargado de la realización del estudio geotécnico debe estar atento a diversas señales como son los ensayos de campo, el historial de la zona, foto aérea, topográficos antiguos y a veces incluso podemos detectar los rellenos por el olor al describir los sondeos.
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Es importante que el geólogo redactor del estudio geotécnico acuda a la apertura de las cimentaciones para verificar la existencia de los rellenos y que las cotas de cimentación son adecuadas.
Es frecuente encontrar rellenos antrópicos en las parcelas en las que se realiza el estudio geotécnico. La expansión de las zonas urbanas hace que estadísticamente sea más frecuente dar con zonas donde se han realizado vertidos, controlados o incontrolados. El Código Técnico de la Edificación califica los terrenos con más de tres metros de relleno como tipo T3 (desfavorables) sin especificar las labores a realizar para la ejecución del estudio.
Para los profesionales que a diario estamos lidiando con este problema no es sorprendente, de hecho, solemos preveer algún metro mas de sondeo para compensar esos metros de relleno inesperado. Pero para el promotor/constructor/arquitecto que le toca la china es siempre un problema por lo que en numerosas ocasiones quieren asegurarse de que realmente existen esos rellenos. Los verdaderamente problemáticos son los rellenos antrópicos procedentes de desmontes o excavaciones cercanas, ya que el terreno natural y dichos rellenos son muy similares y solo son detectables por su menor compacidad.
Para detectarlos el geólogo encargado de la realización del estudio geotécnico debe estar atento a diversas señales como son los ensayos de campo, el historial de la zona, foto aérea, topográficos antiguos y a veces incluso podemos detectar los rellenos por el olor al describir los sondeos.
La solución final para construir sobre este tipo de materiales pasa por desplantar la cimentación por debajo de ellos, bien eliminándolos, bien transmitiendo las cargas por debajo de ellos mediante cimentaciones profundas o semiprofundas. Esto es asumible mientras la entidad de la edificación lo justifique.
Es importante que el geólogo redactor del estudio geotécnico acuda a la apertura de las cimentaciones para verificar la existencia de los rellenos y que las cotas de cimentación son adecuadas.
Es frecuente encontrar rellenos antrópicos en las parcelas en las que se realiza el estudio geotécnico. La expansión de las zonas urbanas hace que estadísticamente sea más frecuente dar con zonas donde se han realizado vertidos, controlados o incontrolados. El Código Técnico de la Edificación califica los terrenos con más de tres metros de relleno como tipo T3 (desfavorables) sin especificar las labores a realizar para la ejecución del estudio.
Para los profesionales que a diario estamos lidiando con este problema no es sorprendente, de hecho, solemos preveer algún metro mas de sondeo para compensar esos metros de relleno inesperado. Pero para el promotor/constructor/arquitecto que le toca la china es siempre un problema por lo que en numerosas ocasiones quieren asegurarse de que realmente existen esos rellenos. Los verdaderamente problemáticos son los rellenos antrópicos procedentes de desmontes o excavaciones cercanas, ya que el terreno natural y dichos rellenos son muy similares y solo son detectables por su menor compacidad.
Para detectarlos el geólogo encargado de la realización del estudio geotécnico debe estar atento a diversas señales como son los ensayos de campo, el historial de la zona, foto aérea, topográficos antiguos y a veces incluso podemos detectar los rellenos por el olor al describir los sondeos.
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Es importante que el geólogo redactor del estudio geotécnico acuda a la apertura de las cimentaciones para verificar la existencia de los rellenos y que las cotas de cimentación son adecuadas.
Es frecuente encontrar rellenos antrópicos en las parcelas en las que se realiza el estudio geotécnico. La expansión de las zonas urbanas hace que estadísticamente sea más frecuente dar con zonas donde se han realizado vertidos, controlados o incontrolados. El Código Técnico de la Edificación califica los terrenos con más de tres metros de relleno como tipo T3 (desfavorables) sin especificar las labores a realizar para la ejecución del estudio.
Para los profesionales que a diario estamos lidiando con este problema no es sorprendente, de hecho, solemos preveer algún metro mas de sondeo para compensar esos metros de relleno inesperado. Pero para el promotor/constructor/arquitecto que le toca la china es siempre un problema por lo que en numerosas ocasiones quieren asegurarse de que realmente existen esos rellenos. Los verdaderamente problemáticos son los rellenos antrópicos procedentes de desmontes o excavaciones cercanas, ya que el terreno natural y dichos rellenos son muy similares y solo son detectables por su menor compacidad.
Para detectarlos el geólogo encargado de la realización del estudio geotécnico debe estar atento a diversas señales como son los ensayos de campo, el historial de la zona, foto aérea, topográficos antiguos y a veces incluso podemos detectar los rellenos por el olor al describir los sondeos.
La solución final para construir sobre este tipo de materiales pasa por desplantar la cimentación por debajo de ellos, bien eliminándolos, bien transmitiendo las cargas por debajo de ellos mediante cimentaciones profundas o semiprofundas. Esto es asumible mientras la entidad de la edificación lo justifique.
Es importante que el geólogo redactor del estudio geotécnico acuda a la apertura de las cimentaciones para verificar la existencia de los rellenos y que las cotas de cimentación son adecuadas.
Es frecuente encontrar rellenos antrópicos en las parcelas en las que se realiza el estudio geotécnico. La expansión de las zonas urbanas hace que estadísticamente sea más frecuente dar con zonas donde se han realizado vertidos, controlados o incontrolados. El Código Técnico de la Edificación califica los terrenos con más de tres metros de relleno como tipo T3 (desfavorables) sin especificar las labores a realizar para la ejecución del estudio.
Para los profesionales que a diario estamos lidiando con este problema no es sorprendente, de hecho, solemos preveer algún metro mas de sondeo para compensar esos metros de relleno inesperado. Pero para el promotor/constructor/arquitecto que le toca la china es siempre un problema por lo que en numerosas ocasiones quieren asegurarse de que realmente existen esos rellenos. Los verdaderamente problemáticos son los rellenos antrópicos procedentes de desmontes o excavaciones cercanas, ya que el terreno natural y dichos rellenos son muy similares y solo son detectables por su menor compacidad.
Para detectarlos el geólogo encargado de la realización del estudio geotécnico debe estar atento a diversas señales como son los ensayos de campo, el historial de la zona, foto aérea, topográficos antiguos y a veces incluso podemos detectar los rellenos por el olor al describir los sondeos.
La solución final para construir sobre este tipo de materiales pasa por desplantar la cimentación por debajo de ellos, bien eliminándolos, bien transmitiendo las cargas por debajo de ellos mediante cimentaciones profundas o semiprofundas. Esto es asumible mientras la entidad de la edificación lo justifique.
Es importante que el geólogo redactor del estudio geotécnico acuda a la apertura de las cimentaciones para verificar la existencia de los rellenos y que las cotas de cimentación son adecuadas.
Es frecuente encontrar rellenos antrópicos en las parcelas en las que se realiza el estudio geotécnico. La expansión de las zonas urbanas hace que estadísticamente sea más frecuente dar con zonas donde se han realizado vertidos, controlados o incontrolados. El Código Técnico de la Edificación califica los terrenos con más de tres metros de relleno como tipo T3 (desfavorables) sin especificar las labores a realizar para la ejecución del estudio.
Para los profesionales que a diario estamos lidiando con este problema no es sorprendente, de hecho, solemos preveer algún metro mas de sondeo para compensar esos metros de relleno inesperado. Pero para el promotor/constructor/arquitecto que le toca la china es siempre un problema por lo que en numerosas ocasiones quieren asegurarse de que realmente existen esos rellenos. Los verdaderamente problemáticos son los rellenos antrópicos procedentes de desmontes o excavaciones cercanas, ya que el terreno natural y dichos rellenos son muy similares y solo son detectables por su menor compacidad.
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La solución final para construir sobre este tipo de materiales pasa por desplantar la cimentación por debajo de ellos, bien eliminándolos, bien transmitiendo las cargas por debajo de ellos mediante cimentaciones profundas o semiprofundas. Esto es asumible mientras la entidad de la edificación lo justifique.
Es importante que el geólogo redactor del estudio geotécnico acuda a la apertura de las cimentaciones para verificar la existencia de los rellenos y que las cotas de cimentación son adecuadas.
Es frecuente encontrar rellenos antrópicos en las parcelas en las que se realiza el estudio geotécnico. La expansión de las zonas urbanas hace que estadísticamente sea más frecuente dar con zonas donde se han realizado vertidos, controlados o incontrolados. El Código Técnico de la Edificación califica los terrenos con más de tres metros de relleno como tipo T3 (desfavorables) sin especificar las labores a realizar para la ejecución del estudio.
Para los profesionales que a diario estamos lidiando con este problema no es sorprendente, de hecho, solemos preveer algún metro mas de sondeo para compensar esos metros de relleno inesperado. Pero para el promotor/constructor/arquitecto que le toca la china es siempre un problema por lo que en numerosas ocasiones quieren asegurarse de que realmente existen esos rellenos. Los verdaderamente problemáticos son los rellenos antrópicos procedentes de desmontes o excavaciones cercanas, ya que el terreno natural y dichos rellenos son muy similares y solo son detectables por su menor compacidad.
Para detectarlos el geólogo encargado de la realización del estudio geotécnico debe estar atento a diversas señales como son los ensayos de campo, el historial de la zona, foto aérea, topográficos antiguos y a veces incluso podemos detectar los rellenos por el olor al describir los sondeos.
La solución final para construir sobre este tipo de materiales pasa por desplantar la cimentación por debajo de ellos, bien eliminándolos, bien transmitiendo las cargas por debajo de ellos mediante cimentaciones profundas o semiprofundas. Esto es asumible mientras la entidad de la edificación lo justifique.
Es importante que el geólogo redactor del estudio geotécnico acuda a la apertura de las cimentaciones para verificar la existencia de los rellenos y que las cotas de cimentación son adecuadas.
Es frecuente encontrar rellenos antrópicos en las parcelas en las que se realiza el estudio geotécnico. La expansión de las zonas urbanas hace que estadísticamente sea más frecuente dar con zonas donde se han realizado vertidos, controlados o incontrolados. El Código Técnico de la Edificación califica los terrenos con más de tres metros de relleno como tipo T3 (desfavorables) sin especificar las labores a realizar para la ejecución del estudio.
Para los profesionales que a diario estamos lidiando con este problema no es sorprendente, de hecho, solemos preveer algún metro mas de sondeo para compensar esos metros de relleno inesperado. Pero para el promotor/constructor/arquitecto que le toca la china es siempre un problema por lo que en numerosas ocasiones quieren asegurarse de que realmente existen esos rellenos. Los verdaderamente problemáticos son los rellenos antrópicos procedentes de desmontes o excavaciones cercanas, ya que el terreno natural y dichos rellenos son muy similares y solo son detectables por su menor compacidad.
Para detectarlos el geólogo encargado de la realización del estudio geotécnico debe estar atento a diversas señales como son los ensayos de campo, el historial de la zona, foto aérea, topográficos antiguos y a veces incluso podemos detectar los rellenos por el olor al describir los sondeos.
La solución final para construir sobre este tipo de materiales pasa por desplantar la cimentación por debajo de ellos, bien eliminándolos, bien transmitiendo las cargas por debajo de ellos mediante cimentaciones profundas o semiprofundas. Esto es asumible mientras la entidad de la edificación lo justifique.
Es importante que el geólogo redactor del estudio geotécnico acuda a la apertura de las cimentaciones para verificar la existencia de los rellenos y que las cotas de cimentación son adecuadas.
Es frecuente encontrar rellenos antrópicos en las parcelas en las que se realiza el estudio geotécnico. La expansión de las zonas urbanas hace que estadísticamente sea más frecuente dar con zonas donde se han realizado vertidos, controlados o incontrolados. El Código Técnico de la Edificación califica los terrenos con más de tres metros de relleno como tipo T3 (desfavorables) sin especificar las labores a realizar para la ejecución del estudio.
Para los profesionales que a diario estamos lidiando con este problema no es sorprendente, de hecho, solemos preveer algún metro mas de sondeo para compensar esos metros de relleno inesperado. Pero para el promotor/constructor/arquitecto que le toca la china es siempre un problema por lo que en numerosas ocasiones quieren asegurarse de que realmente existen esos rellenos. Los verdaderamente problemáticos son los rellenos antrópicos procedentes de desmontes o excavaciones cercanas, ya que el terreno natural y dichos rellenos son muy similares y solo son detectables por su menor compacidad.
Para detectarlos el geólogo encargado de la realización del estudio geotécnico debe estar atento a diversas señales como son los ensayos de campo, el historial de la zona, foto aérea, topográficos antiguos y a veces incluso podemos detectar los rellenos por el olor al describir los sondeos.
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Es importante que el geólogo redactor del estudio geotécnico acuda a la apertura de las cimentaciones para verificar la existencia de los rellenos y que las cotas de cimentación son adecuadas.
Es frecuente encontrar rellenos antrópicos en las parcelas en las que se realiza el estudio geotécnico. La expansión de las zonas urbanas hace que estadísticamente sea más frecuente dar con zonas donde se han realizado vertidos, controlados o incontrolados. El Código Técnico de la Edificación califica los terrenos con más de tres metros de relleno como tipo T3 (desfavorables) sin especificar las labores a realizar para la ejecución del estudio.
Para los profesionales que a diario estamos lidiando con este problema no es sorprendente, de hecho, solemos preveer algún metro mas de sondeo para compensar esos metros de relleno inesperado. Pero para el promotor/constructor/arquitecto que le toca la china es siempre un problema por lo que en numerosas ocasiones quieren asegurarse de que realmente existen esos rellenos. Los verdaderamente problemáticos son los rellenos antrópicos procedentes de desmontes o excavaciones cercanas, ya que el terreno natural y dichos rellenos son muy similares y solo son detectables por su menor compacidad.
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Es importante que el geólogo redactor del estudio geotécnico acuda a la apertura de las cimentaciones para verificar la existencia de los rellenos y que las cotas de cimentación son adecuadas.
Cada vez es mas frecuente encontrar rellenos antrópicos en las parcelas en las que se realiza el estudio geotécnico. La expansión de las zonas urbanas hace que estadísticamente sea más frecuente dar con zonas donde se han realizado vertidos, controlados o incontrolados. El Código Técnico de la Edificación califica los terrenos con más de tres metros de relleno como tipo T3 (desfavorables) sin especificar las labores a realizar para la ejecución del estudio.
Para los profesionales que a diario estamos lidiando con este problema no es sorprendente, de hecho, solemos preveer algún metro mas de sondeo para compensar esos metros de relleno inesperado. Pero para el promotor/constructor/arquitecto que le toca la china es siempre un problema por lo que en numerosas ocasiones quieren asegurarse de que realmente existen esos rellenos. Los verdaderamente problemáticos son los rellenos antrópicos procedentes de desmontes o excavaciones cercanas, ya que el terreno natural y dichos rellenos son muy similares y solo son detectables por su menor compacidad.
Para detectarlos el geólogo encargado de la realización del estudio geotécnico debe estar atento a diversas señales como son los ensayos de campo, el historial de la zona, foto aérea, topográficos antiguos y a veces incluso podemos detectar los rellenos por el olor al describir los sondeos.
La solución final para construir sobre este tipo de materiales pasa por desplantar la cimentación por debajo de ellos, bien eliminándolos, bien transmitiendo las cargas a cotas mas bajas mediante cimentaciones profundas o semiprofundas. Esto es asumible mientras la entidad de la edificación lo justifique.
Es importante que el geólogo redactor del estudio geotécnico acuda a la apertura de las cimentaciones para verificar la existencia de los rellenos y que las cotas de cimentación son adecuadas.
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